Me gusta Mario...

¡¡¡Buenos días hermos@s!!!!

Hoy he amanecido con una sensación rara. Puede que sea porque ayer estuve escribiendo un nuevo proyecto que es un poco triste, o porque estoy releyendo Yo antes de ti de Jojo Moyes y si lo conocéis ya sabéis a lo que me refiero (¡qué tristeza por favor!), o quizá, porque hace ya días que puse fin a la historia de Oliva y se me hace demasiado raro no ponerme de nuevo en su piel.
Aún queda trabajo por hacer, pero lo esencial ya está hecho y, aunque pueda sonar ridículo, me da pena despedirme de ellos, porque me han acompañado una infinidad de horas durante muchos meses y queda muy poco para despedirnos totalmente y dejarles seguir con su vida sin mí.
El caso es que estoy un poco, ¿y ahora qué? Así que voy a dedicar la tarde a revisar todos los proyectos que tengo empezados y a centrarme, ya os contaré si encuentro algo que merezca la pena   ;-)
Os dejo con una de mis partes favoritas de La lista de Oliva, para mí es uno de los momentos más bonitos, espero que lo disfrutarais tanto como lo hice yo al escribirlo.





"Camino unos metros detrás de él y lo observo a través del objetivo de mi cámara. Está relajado y feliz. Me encanta verlo caminar, tan masculino, tan seguro de sí mismo, tan él. Pienso en todo lo que es Mario, en todo lo que ofrece y en la suerte que tuve al cruzarme con él aquella noche de julio. Porque Mario es mucho más que la suma de todas sus partes, al final de todas esas cosas que me vuelven loca, sigue estando él.
Me gusta Mario con sus ojos color chocolate, su boca y sus manos. Me gusta su risa profunda y su olor. Y el modo en que se desordena el pelo con los dedos cuando está cansado. Me gusta el tacto de su barba en mi piel. Su voz. Y cómo se estira cuando se levanta de la cama. Me gusta lo que me hace sentir, que me escucha y que me entiende. Y la pasión que pone en todo lo que hace. Y su manera de coger una copa. Incluso el silencio me gusta con él.
Me gusta cómo me mira, como si solo me viese a mí.
Me gusta su forma de hablar de Pol, de sus amigos, de su familia. Y el lunar de su cuello. Y jugar a atraparlo con mi boca.
Me gusta que baile y que no se avergüence por nada. Me gusta gustarle y me gusta que me lo diga. Me gusta, porque es valiente. Noble. Romántico. Un soñador. Me gusta que le inquieten cosas y que se haga preguntas, aunque sean estúpidas. Y el movimiento de sus hombros cuando se pone el abrigo.
Me gusta que empiece el periódico por el final y el sabor de sus besos después del café. Y antes. Y durante. Me gustan sus besos.
Me gustan sus caricias, sentirlo dentro y lo deseada que me siento cuando me hace el amor. Y que crea en ese amor. Y que no le dé miedo decirlo.
Me gustan las arrugas que se le forman alrededor de los ojos cuando se ríe o cuando le da el sol y mirarlo dormir. Y me gusta su sonrisa de medio lado, esa que consigue que mi mundo tiemble.

—Nena, vamos.
—Espera, solamente una foto más.

Aprieto el disparador, él se gira sonriendo y, de nuevo, un ligero temblor sacude el mundo bajo mis pies. "





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