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Mostrando entradas de noviembre, 2015

¡¡¡Recomendando libros de romántica a lo loco!!!

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  Vale, esta entrada me cuesta un poco, pero muchas me habéis preguntado qué estoy leyendo o qué recomiendo, así que aquí os dejo un listado de novelas que, dentro del género de romántica de forma general, me han encantado por un motivo u otro. Quiero partir de la idea de que soy de las que piensan que un mismo libro se convierte en diferente según la persona que lo lea, dependiendo del momento en que te pille, lo que te aporte el estilo del autor, etc… Así que puede que acierte o no, pero bueno, aun así aquí tenéis mi granito de arena. Antes de empezar debo explicar que he englobado las novelas en cuatro grupos en función del sentimiento que predominó en mí durante la lectura, pero en realidad algunas podrían incluirse en más de un grupo, incluso en todos. Solo es un modo de diferenciar lo que supusieron para mí. ¡Allá vamos!

Helena de Troya

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Ni princesa, ni nena, ni cariño, ni cielo, ni vida. Llámame tu vicio. Tus ganas. El mejor sexo de tu vida. La sangre, las vísceras, la piel ajada de una batalla a muerte. Asaltar un banco y salir airoso. Llámame adrenalina. No me digas guapa; dime lo fea que estoy cuando lloro, pero cúrame a besos. No me llames premio, llámame castigo; como cuando tus padres te encerraban en tu cuarto por no compartir con tu hermano y te dejaban solo y rodeado de juguetes. Como esa clase de castigos que crean asesinos en serie, poetas locos. Ni esposa, ni novia, ni amante, ni amiga. Llámame Helena y hazme inmortal con tu caballo de Troya. No me llames flor, porque soy raíz que se cuela por debajo del pellejo y se enreda entre los huesos, músculos, ligamentos y venas. Llámame veneno y no sangre, soy igual de vital. O quizá no, pero sí mucho más dulce. No me digas que soy lo mejor que te ha pasado, porque lo mejor de tu vida siempre serás tú. Dime que me la rega

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Ella tiene miedo. Siente un peso en la boca del estómago que nunca antes había sentido. No es agradable, pero es placentero, porque anticipa un mundo nuevo que se muere por explorar. Como una tormenta de verano que, aunque moje, refresca. Él tiene ganas. Muchas. Un ansia que, desde que la vio aquel día con ese vestido blanco, no lo deja dormir, si te apuras ni respirar. En la pantalla, un beso de película, de esos con una canción preciosa de fondo que te hacen creer, por un momento, que todo es posible. Incluso un amor como el suyo. Incluso un para siempre. Ella se sonroja. El deseo la delata. Él le coge la mano. El deseo lo delata. Ella se vuelve a sonrojar y tiembla levemente. Él carraspea y reza para que le deje de sudar la mano. Creen que es el mejor instante de su vida y piensan que ojalá la película no terminase nunca; pero, como todo, se termina. No se mueven. Ven como la sala se vacía, mientras los créditos desfilan ante sus ojos avisando