He empezado esta entrada tres veces. No sabía muy bien cómo hacerlo, cómo plasmar lo que siento en estos momentos. Es posible que penséis que estoy loca y no pasa nada, de verdad, es totalmente comprensible, pero es que ha sido leer la última palabra de Fuiste mi verano y sentir que me desinflaba. No sé cómo lo vivirán otros escritores, pero poner punto y final a la historia de Daniela ha sido para mí un momento muy sentido. Una mezcla extraña entre alegría, tristeza y un regusto de nostalgia; porque sí, ya los echo de menos. Sé que aún tiene que llegar el desenlace a vuestras manos y que durante un tiempo seguiré viviendo con ellos... pero tengo que empezar a desengancharme de esta historia... y cuesta. Supongo que es un proceso al que debería empezar a acostumbrarme, pero en este caso ha sido aún peor que con Oliva . No sé si por el tono de la novela, el transfondo, esa melancolía que arrastraba, porque los personajes tenían otra profundidad... pero cuando ha llegado al fin el dí