Neïra

Cuando terminé la historia de Daniela me quedé un poco vacía, lo sabéis bien. Sé que aún llevo muy poco tiempo en este mundillo, pero comenzó a nacerme dentro la sensación de que nunca iba a hacer algo mejor. O quizá sí que lo conseguiría, porque esto no es más que un comienzo y estoy continuamente aprendiendo, pero nada que a mí, personalmente, me hiciera sentir tanto. Soy consciente de que no debería tener favoritos, pero los tengo (si un día soy madre, seré una madre horrible si me pasa lo mismo, lo sé, pero el primer paso es reconocerlo), porque Luca es mi personaje. Sí, mío. Para siempre. 

Hace unos meses un blog ( Lectura Adictiva ) me propuso una colaboración que me hizo mucha ilusión, porque era diferente. Me pidieron que presentara a los personajes de la serie MarioyOliva desde otro punto de vista y acepté encantada de reencontrarme con ellos. ¿Qué ocurrió? Pues que me senté frente al teclado y al principio fue raro. Muy raro. Raro de cojones  narices. Hacía más de un año que había puesto el punto y final a esa historia, que había salido de sus vidas, así que ponerme de repente otra vez en la piel de Oliva fue desconcertante. Más aún lo fue tener una posibilidad de hacerlo en la de Mario , ya que nunca había sido narrador de su historia. ¿Y por qué? , os preguntaréis... Porque me di cuenta de cuánto se puede cambiar en un año, evolucionar, aprender... me sentía un poco lejos de la Andrea que se sentó con una idea en la cabeza, mucha ilusión, ni pajolera idea de escribir una novela y ninguna pretensión más que divertirse y no pensar demasiado. Y sí, fue extraño, per