Detrás del telón... Un cielo sin Luna

¡Y, por fin, llegamos a la última parada!
Con esta entrada acaba todo lo que tengo que contar de la serie Polos Opuestos.
Ha sido un viaje muy bonito que culminó con la pequeña Luna y su París.
Como siempre, os pido que no sigáis leyendo si aún no conocéis su historia.

¡Empezamos!

- Esto es un poco raro, pero la trama de Luna la reciclé de otro proyecto abandonado. En aquella historia, una tal Alba conocía a un tal Étienne en un tren una noche nevada y se reencontraban años después. En este caso, el trabajaba con su hermana, organizadora de eventos y, casualidades de la vida, de la boda de Alba con otro. Sin embargo, no se parecían demasiado. Alba era oscura, con un pasado tormentoso y nada que ver con mi pequeña Luna. Era un proyecto con mucho drama que no cuajó, así que escribí como 10000 palabras hará dos años y nunca más abrí el archivo.
Hasta que un día supe que tenía que escribir la historia de Luna y esta trama era perfecta para ella.

- El comienzo del tren está inspirado en una anécdota que le ocurrió a un primo de mi madre. Se quedó tirado entre Galicia y Valladolid una Nochevieja o Nochebuena, no lo recuerdo bien, dentro de un tren. Un día me acordé de ello, ni sé el motivo, y así surgió todo lo que ya conocéis.

- De las novelas que componen la serie es mi favorita. Todas me han aportado mucho, cada una de un modo diferente, pero para mí es la mejor. Siempre tendré a Jimena y Bruno en un sitio especial, pero Luna se ganó ella solita un puesto privilegiado. ¡Qué le vamos a hacer!


- Siempre había querido hablar de la infidelidad, pero hacerlo de un modo más mío (que no significa mejor; solo es un punto de vista). ¿A qué me refiero con esto? Siendo honesta, creo que habitualmente en la romántica cuando se trata este tema como conflicto central se hace desde un punto de vista "sencillo". ¿Qué significa sencillo?

1. Poner a la persona engañada como mala para justificar que los protagonistas acaben juntos. Si os fijáis, es bastante común que la prota, por ejemplo, descubra que su pareja hasta el momento la engañó hace tiempo y eso justifica el que ella también lo haga. Y me da igual engaño sexual, una mentira o un acto que lo deje como una persona no merecedora de esa persona. Pues no, señoras. En la vida real eso no es así. Una persona puede ser imbécil y no gustarnos, pero eso no nos da vía libre para serle infiel ni para romper un compromiso. Entiendo el deseo de que los protas acaben juntos, pero eso no significa que lo hecho no sea una jodienda para el tercero en cuestión.

2. Siempre me daba cuenta de que se le daba más importancia a la infidelidad sexual que a otro tipo de sentimientos y actos que también pueden considerarse una falta de respeto, por eso me centré en la contención y en todo lo que sobrevuela la historia de Luna y Étienne sin ni siquiera darse un beso.

3. Se tiende a reflejar que si la relación se rompe y el amor gana es porque era amor verdadero y todo lo demás desaparece, porque no era amor. Bueno, puede ser cierto en Disney, pero en la vida real eso tampoco sucede. Y, si lo hace porque en verdad lo anterior no se trataba de amor, dice más de la persona que mantenía una relación con otra por inercia o por los motivos que sean que de la engañada. En la vida real, puedes querer a alguien y enamorarte de otra. Puedes querer de modos diferentes. Puedes sentir atracción y confundirla con otra cosa. Puedes cagarla y arrepentirte. Y, comenzar a amar a otra, no significa que te deje de importar alguien a quien quisiste.
Al menos así es como entiendo yo la vida y eso lo que intenté plasmar.

Pues con todas esas premisas, me senté y me puse en la piel de Étienne, una buena persona que se ve en una situación que, aunque parezca la de los ganadores, nunca debería ser fácil. En la suya y en la de Ángela, una mujer buena, que no hace nada malo, que lo quiere y cuya relación no tenía carencias. Y, pese a todo eso, ocurre. Aparece Luna, que a su vez tiene su papel en toda esta historia y que tampoco es sencillo. Tres modos de ver, sentir y sufrir una situación.

- Sé que hay lectoras que no han entendido a Étienne. Lo respeto, de verdad lo digo, pero sí que es cierto que es una novela que me ha hecho reflexionar y me gustaría compartir mi punto de vista. No suelo hacerlo, pero quiero que se entienda qué es lo que quise reflejar...
En realidad, soy yo la que no comprendo que alguien no pueda encajar la contención que él sufre durante la novela (han llegado a decirme que él debería haberse ido con ella la primera noche; que si no lo hizo no es amor). No obstante, para mí esa contención es lo más real y lo que haría una persona con principios sólidos como lo es el protagonista. No entiendo que no vean normales sus dudas, su ir y venir, sus miedos. Me cuesta digerir que alguien no entienda sus motivos para separarse al final de Luna durante meses. Y, por encima de todo, no me entra en la cabeza que se le eche en cara que no ha luchado lo bastante por Luna. El amor no es todo o nada. El amor somos nosotros, lo que sentimos, pero también nuestras decisiones y consecuencias.
Para acabar, solo digo que leer no es solo buscar de forma insaciable un final idealizado y feliz; leer supone vivir otras vidas y ser capaces de colarnos en ellas de forma empática siendo los personajes. Aquí no vale el es que yo haría... porque no, no es tu historia, es la de Étienne. Solo me vale ponerme en su lugar y averiguar qué es lo que haría él y por qué.


- Para mí París es un personaje más de la historia. Sabéis que no suelo contextualizar mucho las novelas, en muchas ocasiones solo nombro la ciudad de paso sin que forme parte de un elemento que defina la historia, o incluso uso una ciudad sin nombre que solo existe en mi cabeza. Sin embargo, desde el primer momento tuve muy claro que París debía ser el telón de fondo y disfruté muchísimo viajando con ellos hasta allí.

- Por primera vez, hay un cameo de un personaje que existe, pero cuya historia aún no se ha publicado. Se trata de un famoso actor de nombre Evan Bradley que Luna fotografía para un reportaje y, gracias al cual, consigue tener un nombre en círculos de la alta sociedad. No sé cuándo verá la luz esa novela, de hecho aún está sin terminar, pero para que os deis cuenta de cómo mi cerebro encaja unos mundos con otros... locura...

- Como muchas sabéis, también hay un personaje que salía en Caótica Jimena y que vuelve a aparecer en Un cielo sin Luna, pero que, en realidad, no me pertenece. Se trata de Gael, el protagonista de la segunda entrega de la serie Cicatrices, de Saray García, cuya historia está en proceso y ya os puedo decir que es amor puro (no me odiéis). Como bien cuenta Luna en su relato, estuvo colada por él durante su adolescencia... motivos suficientes tenía.


¡Y hasta aquí hemos llegado! Ha sido una gran aventura. Dos años en los que me han acompañado cada día y que, aunque su momento ya haya pasado, siempre recordaré con una sonrisa.

Espero que os haya gustado, familia.

¡Nos leemos!❤️❤️❤️

Comentarios

  1. Estoy puesta de pie aplaudiendo a todo lo que has dicho sobre el amor, la idealización de sentimientos, la infidelidad y lo que buscamos al leer ❤❤❤

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  2. Negra.A mi me ha encantado la historia con todas las idas y vueltas de Etíenne la buena de Ángela y la singular Luna.Amo tus personajes y tu prosa y lloro mucho y me río con tus libros.Ahora iré por Adam y April.De todos saco una enseñanza o un nuevo punto de vista .Pero mis preferidos son Daniela y Luca. Cada tanto vuelvo a leerlos. TÚ haces magia con las letras y nosotras tus lectoras encantadas.un beso guapa!

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    Respuestas
    1. Gracias, Sandra!! Por confiar en cada nueva historia y sentirlas tanto! Un beso.

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  3. Te descubrí hace 10 días, y en dos fines de semana y noches mal dormidas en el medio devoré a Daniela, a Jimena, a Julia y a Luna. Encontrarte fue una sorpresa fantástica, soy bien grandecita, una señora te diría, que anoche estuvo hasta casi las 3 de la mañana acompañando a Etienne y a Luna y llorando como una adolescente por capítulos enteros. Quería decirtelo porque de verdad leo muchísimo y hace tiempo no me cruzaba con alguien con tanto talento para contar historias, desafiar cliches y hacernos atravesar los conflictos junto a los protagonistas.

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