Detrás del telón... TÚ Y YO EN EL CORAZÓN DE BROOKLYN

Es curioso lo que cambian algunas historias desde que aparecen en tu cabeza hasta que las ves impresas en el papel. A veces una idea surge y va tomando forma, pero cuando terminas de escribirla te das cuenta de que se parece muy poco a la idea inicial de la que partió.

Podría decir que eso fue lo que me pasó con Tú y yo en el corazón de Brooklyn. Jamás me habría imaginado que su protagonista acabaría siendo tan...bueno, tan como es Aurora. Tampoco que el conflicto se iría volviendo más complejo según avanzaban las páginas. Ni que el contexto tendría importancia para mí como para formar parte del título.

Este proyecto nació hace mucho. Si no me equivoco, en el 2018. Ella no se llamaba Aurora, sino Manuela. Me senté frente a un documento en blanco con el objetivo de hacer una comedia. Pero una de verdad, que hiciera reír y suspirar, quizá porque siempre he pensado que hacer reír es mil veces más complicado que hacer llorar y me lo tomé como un reto.

¿Qué ocurrió? Que escribí, y me divertí, y la historia fluía, y tenía gancho, y un millón de cosas, pero... pero yo no estaba en ese momento. Yo estaba en un modo drama que no había quien me aguantara, así que me olvidé de esta historia y me centré en otras que ya conocéis (entre ellas, Ojalá esta fuera nuestra historia de amor).

Sin embargo, un día, cuando estaba decidiendo de nuevo con qué proyecto continuar, me encontré el archivo olvidado, lo releí y me gustó.

Somos etapas, lo he dicho muchas veces y lo repito constantemente en mis novelas. No siempre somos los mismos ni nos sentimos capaces de enfrentarnos a los mismos sentimientos. Por ese motivo abandono y recupero historias a medias sin ningún remordimiento, porque es habitual que empiece alguna y, de repente, me pierda por el camino. Y eso fue lo que sucedió con Tú y yo en el corazón de Brooklyn.

Esta reflexión de Aurora no podría resumir mejor lo que quiero decir :)

Cuando la recuperé ya había llegado el 2019 y yo estaba a punto de dar un giro a mi vida; iba a ser madre y mi cerebro necesitaba relajarse y disfrutar, y no embarcarme en ningún proyecto que me supusiera demasiado esfuerzo, sobre todo, a nivel emocional.

Manuela ya no era Manuela. Se convirtió en Aurora. Tampoco era el mismo perfil de personaje que yo había creado, torpe, divertida, graciosa y un tanto atolondrada, sino más cínica, más dura y más herida. Supongo que, de algún modo, más compleja y humana.

Revisé la mitad de ese manuscrito, lo reescribí y lo amoldé a mi forma de sentir y transmitir en ese momento. Y me dejé llevar.

No os voy a engañar, publicarla ha sido un tanto agridulce. Principalmente, porque ha salido a la venta casi dos años después de que yo la escribiera y, como os he dicho antes, yo ya soy otra. A veces cuesta disfrutar de las publicaciones como se merecen cuando tú ya te has alejado de esa historia.

Su portada me encanta. Creo que es dulce, divertida, sentida, y que refleja muy bien lo que hay entre sus páginas. Quizá choque un poco con ese carácter de Aurora, pero sí encaja con lo que ella guarda a buen recaudo en su interior.

El título fue el que, posiblemente, más me ha costado de toda mi carrera. No se me ocurría nada. Pensé mil opciones, pero ninguna me convencía. En ocasiones sucede y acabas escogiendo el que menos te disgusta y este fue el caso de Tú y yo en el corazón de Brooklyn.

Es una historia llena de clichés. Me apetecía jugar con eso, escoger las típicas características de novela romántica que nos hacen poner los ojos en blanco y luego darles una vuelta de tuerca. Porque, como en la historia de Aurora, no todo siempre es lo que parece. Además, odio que se infravaloren los clichés, como si por usarlos en una novela esta ya fuera peor. Ese fue el principal motivo de crear al protagonista masculino...

«Charles Dickson empalideció. Corinne ahogó un gemido, aunque quizá fue un sollozo, no lo tengo muy claro, y Evan Bradley, el actor (barra músico barra compositor barra macizo y todo lo que se le pusiera por delante) que llenaba las carpetas de adolescentes de medio mundo con sus fotos sin camiseta, el mismo que había recibido premios en los festivales de cine más importantes del mundo, del que se decía que había estado comprometido con una de las modelos más cotizadas y cuya cuenta corriente tenía tantos ceros que asustaba, se giró y entonces se dio cuenta de mi presencia».

Evan Bradley, ¡un cliché con patas! (o quizá no tanto...)

Por otra parte, me hace ilusión contaros una pequeña anécdota. Cuando paralicé este proyecto, escribí también Un cielo sin Luna, la tercera parte de la serie Polos Opuestos. Pues bien, era una tontería y un poco locura, porque no sabía siquiera si terminaría la historia de Aurora algún día o si acabaría abandonada en un cajón, pero en mi cabeza vi la posible conexión entre la vida de Luna y de Evan. Así que metí un pequeño cameo que para vosotras por entonces no tenía ningún sentido, pero que a mí me hacía gracia al pensar que, tal vez, un día alguien pudiera leer Un cielo sin Luna después de Tú y yo en el corazón de Brooklyn y sonreír al reconocer a Evan Bradley entre sus líneas.

Los capítulos de esta historia forman una cuenta atrás que comienza en el cumpleaños de Aurora y hasta que el lector va llegando con ella a ese comienzo en el que entra dispuesta a parar una boda. Me lo pasé pipa escogiendo los títulos. Todos ellos resumen de una forma original el contenido del capítulo.

Además, cada capítulo comienza con un correo electrónico. Mi idea inicial fue que solo narrara Aurora, pero me di cuenta según avanzaba la historia de que necesitaba que se pudieran ver algunos momentos, o explicar algunas decisiones o comportamientos, desde la voz de Evan, así que se me ocurrió usar los correos como recurso y creo que fue todo un acierto.

«De: evanbradley@scproduction.com

Para: aurorazumaya@linea2.com

Asunto: Tú y yo.

Lo siento.»

Pese a que el proceso fue un poco cuesta arriba al principio, la disfruté mucho. Es el tipo de novela que me hace reír, que me divierte sin más pretensiones, que me hace suspirar o me encoge el corazón en algún momento, pero que me deja con la sensación de haber leído una historia bonita

Ojalá para vosotras sea lo mismo; con solo un poco me doy por satisfecha.

💗💗💗¡Gracias por leerme! 💗💗💗


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