Neïra

Este mes ha sido raro. Me he pasado la mitad pachucha y la otra mitad viendo series (por fin me he puesto al día con The walking dead y con la última temporada de American Horror Story), porque he estado un tanto apática con las lecturas. A veces pasa y da rabia, pero es inevitable. Además, he leído tantas veces el borrador del desenlace de Daniela que usaba mi tiempo libre para leerme a mí misma, lo que es un tanto extraño, y eso me quitaba de leer a otros. Aun así, aquí está el resumen y me he dado cuenta de que el número casi iguala a los meses anteriores, aunque ya digo que he leído en plan dos libros en dos días y después me he tirado una semana sin leer. ¡Allá vamos!

Esta entrada es un poco especial... Comienzo este post diciendo que nunca me imaginé estar en esta situación, como mucho lo soñé cuando era una niña, pero ni por asomo creí que algún día podría ser realidad. Cuando publiqué La lista de Oliva lo hice simplemente como una necesidad de demostrarme algo, de demostrarme que era CAPAZ de conseguir lo que siempre había deseado: escribir un libro. Fue algo así como un acto egoísta, pero creedme que lo necesitaba después de una época de fracasos importante. Y es que, hasta que no me metí de lleno en esto de la escritura, había intentado labrarme un futuro en varios sectores sin ningún resultado. Y no hablo de buscar curro y ya, no. Hablo de estudiar hasta el límite de la locura y, cuando no pude más y tuve que buscar otro camino, liarme la manta a la cabeza y emprender con un negocio (que se fue a pique) en plena crisis. De demostrarme que lo había intentado, aunque no saliera bien. Y no sé por qué os cuento esto.. ah, sí, porque de repen

A veces las cosas no son lo que parecen , dices, y yo me quiero morir.