Vértigo, propósitos y otros quebraderos de cabeza

 Ayer terminé de escribir una novela. Quizá por eso hoy me ha parecido un buen día para reflexionar lo que han sido los últimos meses para mí. También para recuperar este espacio en el que tanto me volqué en el pasado y del que me olvidé sin entender aún el porqué.

Llevo un año sin pasar por aquí y sin enfrentarme a la página en blanco (esa que incluso siendo un simple blog siempre da tanto miedo). Es posible que esa sea la principal razón de volver a sentarme hoy y que las palabras me cuesten, se me atraganten y me sienta como una principiante sin mucho que decir.

O... quizá sea porque he terminado una novela y aún tengo las emociones a flor de piel.

El caso es que he tomado la decisión de recuperar este rincón que siempre fue un lugar de desahogo para mí, más diario y menos escaparate como son las demás redes sociales, y me ha parecido un buen momento para retomar rutinas.

¿Sois de propósitos? Yo sí, aunque rara vez los cumplo. Sin embargo, me ayudan. En ocasiones a descubrir qué es lo que realmente quiero y lo que no, por eso muchos se pierden por el camino y descubro otros nuevos que acabo logrando.

Todo esto es para deciros que me apetece volver a mantener vivo este blog, aunque de un modo que no me supongo presión, ni obligación, ni nada que pese. Quiero convertirlo en algo bonito que creo que necesito, porque el ritmo actual que me supone este trabajo a veces se me hace un poco cuesta arriba y me olvido del placer de sentarme y escribir sin más.

A menudo me veo pensando que mis prioridades han cambiado tanto en los últimos dos años que ya no recuerdo cómo era mi vida antes de ser madre. Hace un rato una amiga me preguntaba qué hacía yo antes, cuando tenía suficiente tiempo libre para ocuparlo en algo que no fuera adelantar trabajo o darme una ducha con calma, porque ella no se acordaba. Yo tampoco. Y es que, más allá de lo difícil que es la conciliación, este trabajo es realmente absorbente. Supongo que cuando el hobby se convierte en lo que te da de comer ocurre eso, que es complicado saber dónde está la línea que no se debe cruzar. Os lo digo yo, que estoy aprovechando que Julieta está merendando con los abuelos para escribir esta entrada.

Escribir te da vida, pero también te la quita. Es un arma de doble filo que, si no controlas, acaba haciendo daño.

Bien, yo ayer terminé una novela. Una historia más que he disfrutado, sentido y sufrido a ratos, pero que me ha dejado marca. Aún no sé si para bien o para mal. Entre otras cosas, porque me da pánico enfrentarme a la primera relectura.

Todos los procesos son distintos, pero el del #ProyectoVértigo ha sido... duro. Principalmente, porque el miedo me ha acompañado durante todo el camino.

Jodida autoexigencia, qué daño hace. Qué difícil es dejarse la piel cuando te aterra estar dando pasos en una dirección equivocada. Qué arduo el proceso cuando se mezclan otras cosas - lo que se espera de ti, las preocupaciones por tu carrera o los números que no salen a fin de mes- con lo que tú quieres contar pero no sabes ni cómo.

                

Como veis, estoy un tanto dispersa, confundida y muy cansada. Y, aun así, creo que también feliz. Sí, también estoy satisfecha porque ellos ya forman parte de mí. Y su vértigo.

Ojalá el año que viene sintáis lo que sentí yo, aunque sea este caos emocional que me ha empujado a abrirme un poquito por aquí.

Dentro de unos días le damos la bienvenida a un año que pinta muy bonito para mí a nivel profesional. Un año en el que vais a conocer dos historias nuevas y muy diferentes entre sí. Un año en el que también habrá alguna que otra sorpresa que iré compartiendo cuando llegue su momento.

Por ahora, os puedo decir que muy pronto os hablaré de Aurora, la protagonista de TYYEECDB. Una historia divertida e intensa que espero que os haga sonreír y enamoraros a partes iguales.

          

Para hablar de los que hoy me tienen muerta de miedo habrá que esperar un poquito más...

Gracias por leerme.

Gracias por esperar. ❤️